Mirada Uniandina que impulsa la sostenibilidad global
Una conversación con Pilar Cruz, CSO de Cargill. No te pierdas esta entrevista sobre crecimiento, convicción y la fórmula para construir un futuro más sostenible.Hay trayectorias que nacen en un aula, crecen entre decisiones difíciles y, sin darse cuenta, terminan influyendo en el rumbo de industrias enteras. La historia de Pilar Cruz es una de esas.
Bogotana, egresada de Economía de la Universidad de los Andes, y hoy Chief Sustainability Officer (CSO) de Cargill, Pilar ha construido una carrera que entrelaza propósito, disciplina y una buena dosis de valentía. Su ascenso marcó un hito: se convirtió en la primera latina en ocupar un cargo en el equipo ejecutivo de una de las empresas privadas más grandes del mundo, un gigante con 160 años de historia, ingresos anuales de 154 mil millones de dólares, 155.000 empleados y una operación que se extiende por 70 países.
Desde 2021, Pilar lidera la agenda global de sostenibilidad y responsabilidad corporativa bajo una brújula ética clara: "nutrir al mundo de manera segura, responsable y sostenible". A lo largo de dos décadas, su recorrido por centros operativos en América y Europa, liderando desde negocios de proteína hasta estrategias de descarbonización, le valió ser reconocida en 2024 en la lista TIME100 Climate como una de las líderes más influyentes del mundo en impacto sostenible.
Pero detrás de esa magnitud global, la fuerza que la mueve sigue siendo profundamente personal: su familia, su historia en Colombia y el deseo genuino de hacer el bien mientras protege el planeta. Esta es Pilar, en sus propias palabras.
De la academia al propósito de vida
Pilar, hoy ocupas uno de los cargos más influyentes en sostenibilidad. Cuando estabas en la universidad en Bogotá, ¿alguna vez imaginaste llegar hasta aquí?
Pilar Cruz: Soy orgullosamente bogotana y orgullosamente uniandina. Te digo que no; yo no tenía el cargo ni la responsabilidad que tengo hoy como una meta. Vengo de una familia muy comprometida con la Universidad de los Andes; mi papá egresado y también fue profesor de Ingeniería Mecánica. Desde el bachillerato tenía claro que tenía que ser en Los Andes.
Nunca pensé llegar hasta donde llegué. Me pellizco todos los días pensando cómo una chica colombiana está en el equipo ejecutivo de una de las compañías más grandes del mundo. Para mí, el liderazgo siempre ha sido dar resultados, pero también tener una posición que te ayude a generar un impacto positivo más allá de lo individual.
¿Qué te inspiró a salir de Colombia con tanta determinación y cuál fue el momento que te impulsó hacia el impacto global?
P.C.: Entré a la Universidad en enero de 1989 y nunca se me olvidará mi código de estudiante. Para mí, la Universidad aportó principios muy claros de exigencia, excelencia, liderazgo y trabajo. Aprendí muchísimo en los cursos de macro y micro economía, contabilidad, finanzas e historia, pero también sobre liderazgo debido a la situación que vivimos en el país en esa época.
El punto de inflexión en mi vida fue el 6 de diciembre de 1989. Fue el atentado al edificio del DAS (Departamento Administrativo de Seguridad) en Paloquemao. Yo estaba en clase, serían las 7:30 a.m., cuando se sintió una explosión horrible, el edificio vibró, las ventanas vibraron. Todo el mundo sabía que algo malo había pasado. En ese momento todos nos tiramos al piso y nos mirábamos. Fue como una película en cámara lenta. El profesor preguntó: "¿Están todos bien?", y al confirmar que sí, continuamos la clase. Para mí ese día fue tan impactante que dije: no puede ser que nuestro país viva una situación de violencia así. Mi aspiración fue fortalecer mi educación en el exterior para tener una posición que me permitiera no solo logros profesionales, sino también ayudar al país, impactar comunidades vulnerables y hacer algo positivo por el mundo.
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Tras graduarse de la Universidad de los Andes, Pilar Cruz comenzó su carrera en el sector financiero colombiano en Horizonte, el Fondo de Pensiones del Banco Bilbao Vizcaya, fueron 5 años donde se destacó rápidamente. Con el objetivo de ampliar su perspectiva y contribuir globalmente, cursó un MBA en la Universidad de Michigan. Este paso la llevó a unirse a Cargill, donde ha pasado casi 24 años. Su trayectoria ha evolucionado desde el manejo de negocios comerciales mundiales hasta convertirse, hace cuatro años, en la Directora Ejecutiva de Sostenibilidad, liderando el impacto global de la compañía.
Resultados tangibles: Más allá del discurso verde
La visión de Pilar no se queda en el deseo. Bajo su liderazgo, Cargill ha transformado la sostenibilidad en métricas de negocio impactantes y tangibles. En un mundo que avanza hacia un 2050 con más de 9.000 millones de personas y desafíos climáticos extremos, la empresa reportó en el último Informe de ESG 2025 una reducción del 20,9% en sus emisiones, superando por más del doble su meta inicial.
Además, la gestión de Pilar ha supervisado la restauración de 91 mil millones de litros de agua en regiones con estrés hídrico y la implementación de prácticas de agricultura regenerativa en 2,5 millones de acres en Norteamérica. Cargill también ha sido reconocida en listas como las World’s Best Companies 2024 y ha recibido premios Edison por innovación en agricultura inteligente.
Dado el propósito de Cargill de 'nutrir al mundo de forma segura, responsable y sostenible', ¿cómo sientes que tu trayectoria y tu historia personal se alinean con esta misión de la empresa?
P.C.: Me siento profundamente identificada con Cargill. Desde mi ingreso, me empoderaron para generar impacto en el negocio y contribuir a proteger el mundo. Nuestra misión es clara: incrementar la seguridad alimentaria y reducir el hambre, un desafío concreto ante 730 millones de personas que se acuestan con hambre. Como primera CSO, me enorgullece que en cuatro años hayamos superado ampliamente nuestros récords y metas de reducción de gases de efecto invernadero. Demostramos que no nos medimos solo por la meta, sino por resultados tangibles.
Recibiste el reconocimiento de la revista TIME como una de las 100 líderes más influyentes en acción climática. Viendo este logro, y sabiendo que a veces la sostenibilidad se percibe como un simple requisito corporativo, ¿cómo logras que en Cargill sea una convicción real, cuál es la responsabilidad que sientes y cómo demuestras que es compatible con el crecimiento financiero?
P.C.: La responsabilidad es inmensa porque sé que podemos contribuir mucho más. Para mí, el éxito ha sido que la sostenibilidad no sea un proyecto aislado, sino parte del ADN de la compañía. Si lo dictas desde el centro, no se integra. La clave es integrarla en el negocio. Es importante destacar que el crecimiento y la sostenibilidad pueden coexistir; hay una intersección muy grande entre ambos. No creo en la idea de que si eres sostenible no puedes generar dinero. Es posible 'hacer el bien haciéndolo excelente'. Además, trabajamos con aliados clave que también ven esta oportunidad, lo que nos permite acelerar el progreso juntos. Asumo esta responsabilidad como un reto positivo para dejar el nombre del país muy en alto.
Conexión local: El campo y Colombia
Hablar de sostenibilidad en el mundo de los alimentos no es un asunto de escritorio; es un asunto de campo. Desde 2017, la compañía ha impartido más de 7,7 millones de entrenamientos a agricultores en todo el mundo para fortalecer sus capacidades.
Este enfoque también toca a Colombia, donde la empresa opera desde 1966 y emplea a más de 8.000 personas a través de marcas como Pollos El Bucanero y Campollo. Recientemente, anunciaron inversiones por 14 millones de dólares para modernizar plantas en Santander, demostrando que la apuesta por el país es a largo plazo.
Cargill trabaja desde la agricultura regenerativa hasta parques eólicos. Cuando escuchas a los agricultores, ¿qué aprendes que no se ve desde una oficina corporativa?
P.C.: A veces sentimos que entendemos los problemas de los productores desde Minneapolis o Bogotá, pero la verdad es que no. Hemos aprendido que cada ecosistema y geografía es diferente. Las prácticas de sostenibilidad para la soya en Brasil son muy distintas a las del maíz en Estados Unidos o el trigo en Inglaterra. En vez de dictar qué necesitan los granjeros, empezamos por escuchar sus retos y desafíos, y trabajamos juntos para poner las capacidades de nuestra compañía a su servicio. Desarrollamos programas específicos para la condición de su suelo y granja. Esto ha dado buenos resultados porque nuestros socios granjeros aprecian que los escuchemos. Es un principio importante: tenemos que empezar donde comienza el sistema alimentario, que es en la granja. Si los productores son exitosos, nosotros seremos exitosos en incrementar la seguridad alimentaria.
Pensando en la región, ¿cómo imaginas a América Latina y a Colombia en la agenda de sostenibilidad global?
P.C.: Soy la responsable de Latinoamérica en el equipo directivo. La región tiene oportunidades enormes, no solo en producción agrícola, sino por el talento latinoamericano, la posición logística y la infraestructura. La rapidez con la que a veces se mueven las cosas en Latinoamérica es positiva para Cargill. Nuestros directores en la región están muy comprometidos con la sostenibilidad, no solo ambiental, sino social: inversiones en educación y alimentación escolar. Ellos mismos ven la oportunidad en las comunidades. Latinoamérica es vital para Cargill y para el mundo en términos de producción agrícola sostenible.
Liderazgo y legado
Llegar a la cima no fue sencillo. Pilar rompió esquemas en una industria tradicionalmente masculina y en un entorno corporativo estadounidense. Su perfil se destaca no solo por su género o nacionalidad, sino por su curiosidad de aprendizaje; actualmente, se dedica a estudiar cómo la Inteligencia Artificial puede potenciar la sostenibilidad.
Eres la primera latina en el equipo ejecutivo de Cargill. ¿Cómo fue abrirte camino en ese entorno global siendo mujer y latina?
P.C.: Es un logro importante porque es muy raro ver latinas en los equipos directivos de las compañías más grandes del mundo; se cuentan con los dedos de una mano. Creo que es el resultado de la dedicación, la ética y los resultados que he entregado durante los últimos 24 años: trabajo, amor, compromiso y responsabilidad. Además, he procurado representar muy bien a los latinos, porque al final del día soy latina y cuando hablo inglés tengo mi acento colombiano. Hay un tema de 'determinación colombiana'. Cuando me han dicho 'este trabajo no es para ti' o 'tú eres mujer', no lo veo con ansiedad, sino con determinación.
La curiosidad y el aprendizaje continuo también son claves. Mientras hay gente que llega a cierto nivel y cree que 'ya lo sabe todo', yo siempre me preocupo por seguir aprendiendo. Hoy me estoy educando en Inteligencia Artificial (IA); leo y escucho podcasts sobre lo que hacen compañías innovadoras, porque la curiosidad impulsa la innovación.
Desde tu visión, ¿cómo te imaginas el futuro del liderazgo? ¿Qué tipo de líderes necesita el planeta en este momento?
P.C.: Primero, un compás muy fuerte: principios éticos e integridad. Es la fundación y lo primero que busco en mi equipo. Segundo, volvería al tema de resultados, dedicación y trabajo arduo. Si quieres crecer profesionalmente, tienes que dar resultados, y eso no va a cambiar en las grandes compañías. Tercero, la curiosidad y el aprendizaje constante, especialmente en tecnología. Antes era la sostenibilidad, hoy es la Inteligencia Artificial (IA), mañana será la combinación de IA y robótica. El mundo evoluciona tan rápido que la curiosidad será clave para el liderazgo en el futuro. Y el cuarto punto sería sentir que eres parte de algo más grande que tú mismo. En mi caso, poder impactar positivamente a tanta gente a nivel mundial, ya sea a través de inversiones ambientales o responsabilidad social, me llena de orgullo.
El acento uniandino en el futuro del planeta
¿Cómo era tu día a día como estudiante uniandina? ¿Recuerdas alguna materia o profesor que haya dejado una huella especial?
P.C.: La exigencia académica era muy alta, así que me la pasaba estudiando. Mis compañeros hoy son personas exitosas y destacadas. Me encantaban especialmente las clases de micro y macroeconomía. Tuvimos la fortuna de contar con los mejores economistas del país, como Leonardo Villar, Mauricio Cárdenas y Mauricio Reina, además de un profesor de historia que recuerdo con mucho cariño. Llegaba fascinada a las clases, pues eran una exposición de materias que nunca había visto en el colegio. Tomaba muchísimas notas y luego iba a casa a estudiar. Fui muy feliz en la Universidad; sentía que pertenecía allí. Siempre llevo a Los Andes en mi corazón; la vida universitaria te marca y te deja recuerdos muy lindos.
Si hoy tuvieras a una estudiante uniandina frente a ti que tiene ese propósito de impactar al planeta mientras crece profesionalmente, ¿qué consejo le darías?
P.C.: Le daría los mismos consejos que le doy a mis hijos. Primero: sueña en grande. Nunca pienses que tu aspiración no es alcanzable. Yo logré muchísimo más de lo que jamás imaginé. Segundo: prepárate para que te digan que no, y supera eso con determinación. Vas a encontrar gente que te dirá "tú no eres capaz" o "esto no es para ti". A mí me pasó por ser mujer. Yo no veo eso con ansiedad, sino con determinación colombiana. Mi lema es: Never take a no for an answer (nunca aceptes un no por respuesta). Y tercero: trabaja fuerte y diferénciate. La competencia profesional es amplia, así que demuestra que el valor que traes a la mesa —sea tecnología, conocimiento o liderazgo— es superior al de los demás.
Por último, si tuvieras que dejar un legado, algo que trascienda el rol y los proyectos, ¿cuál te gustaría que fuera esa huella?
P.C.: Me gustaría que pensemos en la sostenibilidad como parte de cómo manejamos los negocios y de nuestro ADN, al punto de que no tengamos que hablar de ella. Que todos nos preocupemos por hacerlo de forma natural. Que no sea una obligación impuesta, sino que la gente lo adopte como parte de sus valores. Que la sostenibilidad se vuelva un valor fundamental de la sociedad, de los gobiernos y de las compañías. Ese me gustaría que fuera mi legado.
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El legado de Pilar Cruz es una poderosa demostración de que el talento formado en Colombia tiene la capacidad de transformar las industrias más complejas del mundo. Su trayectoria, desde las aulas de la Universidad de los Andes hasta la alta dirección de Cargill, no es solo una historia de orgullo uniandino, sino un faro de liderazgo con propósito. Bajo su mando, el gigante alimentario ha transformado el discurso verde en resultados tangibles: una reducción del 20.9% en emisiones (superando sus metas), la restauración de 91 mil millones de litros de agua y la capacitación de más de 7.7 millones de agricultores a nivel global.
Esta colombiana, primera latina en el equipo ejecutivo de una empresa de 154 mil millones de dólares, demuestra que la sostenibilidad y el crecimiento no son metas opuestas. Con una mirada global y un profundo sentido de pertenencia, Pilar nos deja el mensaje más inspirador: el verdadero legado no es ocupar un cargo, sino lograr que la sostenibilidad se convierta en un valor intrínseco de la sociedad, demostrando que la determinación, la excelencia y el acento colombiano son la fórmula para construir el futuro que el planeta necesita.